En la Navidad de 1968, comencé a leer este libro, editado por "Bruguera", colección "Libro amigo". Era una buena colección, tanto por su precio, como por su calidad, no en cuanto al papel utilizado, ni la encuadernación, que, a la mínima que te descuidaras, cada hoja por su sitio, que todo hay que decirlo.
La selección fue realizada por Laurette Naomi Pizer, e incluía relatos de Hermann Hesse, Guy de Maupassant,
Truman Capote, Lev Tolstoi, Katherine Mansfield, Thomas Mann, Ivan Bunin, Robert Graves..., ¡ah, y Jorge Luis Borges...!
Pero, lo que más me impactó, fue el descubrimiento de los orientales.
Chinos y japoneses, que parecen haber convidido con espíritus y fantasmas desde el principio de los tiempos.
Así, disfruté de un delicioso y estremecedor relato, titulado "Celos", anónimo chino, traducido por Lin Jutang,
que, a través de un elevado lirismo, hablaba de la relación entre un hombre joven y una mujer fantasma.
Creo que estuve enamorado de esa mujer, a pesar de todo...
Junichiro Tanizaki, de quien más tarde leería "Cuentos crueles", describe el Japón elegante del siglo XVII o XVIII, es difícil precisarlo, en una historia terrorífica y cruel, sobrecogedora, titulada "El tatuaje".
Es posible hallar obras de Tanizaki en cualquier librería un tanto especializada.
Y me atrevo a recomendar "Cuentos crueles", porque es un contraste entre una sensibilidad inhabitual, y el sadismo, elevado a la categoría de obra de arte.
También, "El experto", de Nakajima Ton, que en algún momento me puso los pelos de punta, más por lo que sugería que por lo escrito.
Y "Montaña Otoñal", de Rynosuke Akutagawa. Que también es posible encontrar en librerías, o, si no, en internet.
Los orientales, me fascinaron, me horrorizaron, y, sim embargo, he seguido leyéndolos.
Es, un tanto, la atracción del abismo, de E.A. Poe...
Aquella Navidad fue diferente...
Todas las noches, me retiraba a mi habitación, a leer y releer aquellas magníficas historias, que fueron el comienzo, o mejor, el definitivo asentamiento de mi pasión por lo misterioso y sobrenatural.
(Agradezco, desde aquí, a "escarcha", sus palabras de elogio y de ánimo, que, nada más comenzar esta nueva andadura, me ayudan a seguir adelante).
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