El vampiro, según la tradición, es un no-muerto...
Está condenado a dormir durante el día, y sólo puede salir de su guarida a la puesta de sol, pues la luz solar lo reduciría a cenizas.
El vampiro tiene poder sobre los seres de la noche, lobos y otras alimañas, puede convocar la niebla, y es capaz de volar,
pero necesita alimentarse de sangre periódicamente, si quiere subsistir...
No sólo la luz es su enemiga.
El signo de la Cruz lo hace retroceder, así como el agua bendita y la hostia consagrada.
También es muy sensible a las flores del rosal silvestre.
Y, por supuesto, a los ajos.
A fin de cuentas, es un alma perdida, que sólo halla la paz si un objeto punzante le atraviesa el corazón.
Las famosas estacas pueden suplirse por cualquier otro instrumento con buena y afilada punta.
Además, hay que decapitar a un vampiro, para que muera totalmente. Y a ser posible, depositar en su boca un fragmento de hostia consagrada, para que descanse en paz, definitivamente.
El vampiro, ejerce una irresistible influencia hipnótica sobre sus víctimas.
Que pueden convertirse en sus seguidores, es decir, en nuevos vampiros.
Existen diferentes categorías entre ellos, según el tiempo que llevan en esa extraña forma de "vida", si se puede llamar así a errar por la tierra, solitarios, aborrecidos, perseguidos...
¡La literatura, el arte, el cine...!
Habría material suficiente para innumerables tesis doctorales...
Que ya se han realizado, por supuesto que sí...
De todos es sabido que su imagen no se refleja en los espejos, pero existen "determinados" espejos que sí lo hacen, y, entonces, el vampiro, se horroriza de sí mismo..., se enfurece y maldice...
Hablaremos de vampiros, de sus orígenes y de las leyendas que han provocado...
De momento, conviene ser prudentes..., y no invitar a cualquiera a entrar en nuestras casas...
Pueder ser uno de ellos...
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